El rubor facial es una reacción natural de nuestro cuerpo, este aparece cuando sentimos vergüenza, o cuando pasamos por una emoción fuerte. Pero, cuando hay sonrojo constantemente o la persona tiene la cara roja la mayoría del tiempo, entonces no solo estamos hablando de un problema estético, pues puede afectar la vida de la persona.
Existen muchas razones por las que el rostro se enrojece como por ejemplo:
Rubor normal: El rubor facial es el más conocido y normal, ya que es una reacción del cuerpo cuando se enfrenta a ciertas emociones como el nerviosismo, la ansiedad, el enojo, la vergüenza, etc. Cuando el enrojecimiento es causado por uno de estos motivos, no tenemos de que preocuparnos, pues estamos lidiando con un proceso normal.
Cuperosis: En este caso, el rubor en la piel se da debido a que los vasos capilares que irrigan a la dermis se dilatan, por ello se enrojece casi todo el pómulo, o hay presencia de una especie de ramificaciones en el contorno del ojo y algunas partes de las mejillas. Esto se da cuando hay un aumento de la presión sanguínea en la zona y es un problema de circulación. Esta situación se da cuando la persona pasa del frío al calor o cuando come o bebe algo caliente o picante, y en algunas ocasiones frente a una emoción fuerte. No es una afección grave pero sí incómoda estéticamente, y afecta generalmente a personas de piel clara, fina y delicada.
Cuperosis rosácea: es una propagación de venas en los contornos de la nariz y los pómulos, causando que la piel se torne roja, esto suele confundirse con el acné ya que podrían brotar pequeños granitos que no producen picazón. Esta situación se da generalmente por estrés, fuerte inseguridad, por consumir productos muy calientes o beber alcohol.
Cuperosis adquirida: Suele presentarse al exponer la piel al sol o por abuso de lámparas solares. También puede aparecer al usar algunos tipos de cremas, o a la reacción a determinados cosméticos.
Eritema cráneo-facial idiopático: Es cuando el la piel se torna rojiza, o se ruboriza, con extrema facilidad por estímulos pequeños. Esta afección se relaciona, principalmente, a las relaciones e interacciones sociales.
Estos son algunos de los casos, en los que nuestra piel puede tornarse roja o ruborizada. Para aquellas personas que se encuentran en esta situación, resulta incómodo el proceso de socializar con otros.
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